lunes, septiembre 12, 2005

resuciten a Lucio Mansilla



para que derogue la Ley Seca del cAníbal:
Últimamente, para citar el caso más visible por la notoriedad de la persona, se daba al célebre M. Chevreul, en su centenario, un banquete. Como este eminente sabio era hidrópata, se le presentó como un ejemplo visible de los efectos de la abstención del alcohol. Y M. Chevreul, con la autoridad de su nombre, dijo: “Señores, ¡salgan ustedes de su error! Yo tengo cien años; no he bebido nunca más que agua: pero mi hermano mayor, que tiene ciento siete años, jamás ha dejado de beber alcohol!”.

Yo, cuando he cruzado la cordillera de los Andes, cuando he cruzado los montes Himalaya y los Alpes, he bebido. Y declaro que en la montaña, en los hielos, no hay cosa más excelente que un poco de alcohol.

De modo que la cuestión es esta: estamos divididos en dos categorías: los que creemos que el alcohol es bueno y los que creen que no lo es. Yo creo que el alcohol es una cosa muy buena, y presento, como ejemplo de que el alcohol es una cosa muy buena, los dos grandes modelos de la riqueza, de la prosperidad, de la libertad: la Inglaterra y los Estados Unidos. Son los dos países del mundo donde se bebe más wisky.

Ahora, que haga mal beber mucho alcohol... Pero, señor! también hace mal beber mucha agua, como hace mucho mal no beber nunca agua! Las dos cosas pueden matar, según las circunstancias.

Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados
(1890),
al oponerse a la creacón de un impuesto a los alcoholes,
propuesta por Pellegrini para combatir la crisis financiera.


Y quiero que reencarnes en mí, Mansilla. Quiero cruzar los Andes, los Alpes y el Himalaya, y después ser líder de la bancada oficialista de un héroe no reconocido, como Juárez Celman.

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