viernes, diciembre 30, 2005

a propósito del Sistema Solidario

La ventaja de las tasas progresivas es su mayor equidad; la desventaja, que desincentiva el esfuerzo de gente muy productiva, como los Beatles (Let me tell you how it will be / It is one 1 for you, 19 for me / cause I'm the taxman -- efectivamente, la tasa que pagaban los very wealthy en la Inglaterra de los 60s estaba arriba del 90%). ¿Por qué desincentivar más el trabajo de la gente rica que de la pobre? Allí la ineficiencia de las tasas progresivas. En comparación, el flat tax es menos equitativo pero menos ineficiente.

El pensamiento de hoy es: a medida que empeora la distribución del ingreso en una sociedad, como está sucediendo en casi todo el mundo occidental, se acentúan tanto la ventaja como la desventaja de las tasas progresivas. Por qué se acentúa la ventaja es obvio: cuanto más desigualdad, más contribuyen a la equidad las tasas progresivas. (En una República de Iguales como la que sueña Lilita, por ejemplo, las tasas progresivas no tienen ningún sentido). La otra parte es un poco menos obvia: con tasas progresivas, cuanto mayor es la desigualdad, más se están castigando decisiones que llevan a una mayor producción. Al grupo de los muy ricos, que en una sociedad desigual contribuye mucho al producto, le estás haciendo lo que Harold Wilson le hizo a los Beatles. Quizás por ese motivo nos perdimos un par de discos -- ahí tenés bien medida la pérdida de eficiencia.

Concluisión: el dilema es cada vez más difícil. Poner un flat tax en sociedades muy desiguales suena medio escandaloso; pero mantener tasas progresivas cuando la producción de la sociedad depende cada vez más de las decisiones de los ricos puede no ser lo más inteligente.

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