lunes, marzo 27, 2006

el aumento de la desigualdad, 1992-2005: buena noticia

Ya sé, ya sé, confieso que el título es sensacionalista.

El coeficiente de Gini es la medida más usual de la desiguladad: cero para una sociedad perfectamente equitativa; casi 1 para el sultanato de Brunei. En la Argentina el Gini subió, grosso modo, de 0.45 en 1992 a 0.50 en 2005 (primer semestre): algo así como un 12%. En el peor momento de la crisis llegó hasta 0.53.

Un componente obvio de la desigualdad está dado por la diferencia de ingresos entre gente con distinto nivel educativo: el ratio entre los ingresos de gente con educación alta (universitaria completa) y baja (secundaria incompleta o menos) es algo así como dos veces y pico. Ese cociente aumentó entre 1992 y 2005, pero no de manera dramática: subió de 2.3 a 2.4. ¿Por qué aumento tanto la desigualdad, entonces? (Un aumento de 5 "puntos básicos" en el coeficiente de Gini es alto: es el incremento más alto para un país americano entre early 90s y early 2000s).

El grafiquito que sigue imagina lo siguiente: una sociedad en la que los únicos determinantes del ingreso individual son el sexo (a igualdad de otros factores, las mujeres ganan un 10% menos, aprox.) y el nivel educativo, con tres niveles diferentes. Hay, entonces, seis grupos de población: mujeres con baja educación, hombres con educación media, etc. etc. Es una sociedad relativamente igualitaria, con todo, porque dentro de cada grupo existe igualdad perfecta, cosa que no ocurre en la realidad (tengo un par de amigos que iban conmigo a la facu que no comen habitualmente el menú de 4 dólares que acabo de terminar): el Gini inicial para el año 1992 es de 0.178.


Ejercicio 1: imaginemos que los salarios de cada grupo evolucionaron, desde 1992 a 2005, como de hecho se movieron en la Argentina de esos 13 años, y que el tamaño de cada grupo también evolucionó como dicen los datos. El Gini sube de 0.178 a 0.203, un aumento de 14.6%. La combinación de cambios en los salarios con cambios en el tamaño relativo de los grupos educativos te hace aumentar el Gini en esa proporción.

Ejercicio 2: ahora imaginemos que los salarios de cada grupo evolucionaron como los observados, pero que el tamaño relativo de los grupos se congeló en los niveles de 1992. El Gini sube de 0.178 a 0.186, sólo un 4.3%. Este ejercicio aísla el efecto de los cambios relativos de salarios. Como decíamos, los cambios en las diferencias salariales entre grupos educativos no pueden explicar la parte del león del incremento en la desigualdad, porque no hubo cambios abismales.

Conclusión: son las variaciones en el tamaño de estos seis grupos lo que explica la mayor parte del incremento en la desigualdad.

¿Qué grupos aumentaron su participación? Las mujeres y los de alta educación. Las mujeres pasaron de ser un tercio a un 42% de la fuerza de trabajo. Esta evolución, sin embargo, no afecta mucho las medidas de desigualdad: si la estructura por sexo (¿tengo que decir "género"? Me gusta más SEXXXXXO) se hubiese mantenido constante, el aumento en la desigualdad seguiría siendo 14%.

En cambio, el incremento en la proporción de gente altamente educada, y la caída correlativa en la de baja educación, sí contribuyó a incrementar la desigualdad. La proporción con baja educación bajó de 48% a 38%, la de alta educación subió de 18% a 26% y la de educación media cambió apenas, de 34,5% a 36%. ¿Por qué, si cayó la propoción de un extremo (el bajo) y subió la de otro extremo (el alto), subió la desigualdad? ¿No se compensan una y otra cosa? No: los de alta educación tienen más diferencia con el promedio que los de baja: los muy educados ganan el doble que los de educación media, que a su vez ganan apenas un 20% más que los de baja educación. Sobre una masa más o menos uniforme de gente con educación baja y mediana empezó a consolidarse una elite que duplica al resto en ingresos.


¿Podemos lamentarnos porque esté aumentando la proporción de universitarios en la fuerza de trabajo? You tell me. Pero te digo algo: si el proceso siguiera por mucho tiempo, llegaría un punto en el que el paso hacia la elite aumentaría la igualdad: si todos somos de la elite, nadie es de la elite. Igualar para arriba, que le dicen.

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