miércoles, abril 05, 2006

Trabajadores del Mundo, Alegraos: Se Acaba el Último Bolsón Lewisiano



Creo que fue ayer que Bloguín comentó que la segunda nota más e-maileada del New York Times era una sobre Buenos Aires. Evidentemente estamos de moda. Los editores de libros de viaje Lonely Planet -a mi juicio, la mejor empresa del mundo, ie, la que más diferencia de calidad le lleva al competidor más cercano en su rubro- eligió a la Argentina como el destino top del 2006. Es más o menos como que Maradona te diga que sos el mejor jugador de fútbol del mundo. Me enteré cosas de mi ciudad: "first-rate meals rarealy cost more than 78 pesos a person" (en mi caso, tan rarely como "nunca"), la existencia de Palermo Queens, el hecho de que "el estress" es un tema importante y que por lo tanto los porteños nos vamos a las estancias a desconectarnos, la reciente designación de Buenos Aires como primera Ciudad Unesco del Diseño y que la entrada a un River-Boca sale 300 mangos. Me llenó de emoción la mención a la fabulosa Guía T en el mismísmo New York Times.

Pero más me interesó la nota número 3 del ránking: "Labor Shortage in China May Lead to Trade Shift". Una lástima que el título no es de esos larguísimos del NYTimes, con paréntesis y mayúsculas, que tanto me gustan y a los que quise hacer honor titulando este post. China, hemos creído todos, es un lugar lewisiano si los hay: un enorme sector de agricultura de subsistencia del que migran trabajadores a los nichos capitalistas-modernos, y cuyos salarios se mantienen fijos precisamente porque la oferta es, a todos los fines prácticos, infinita a ese salario que les compensa la migración.

Dice el NYTimes que el fenómeno se está acabando: en las zonas cercanas a las más modernas, ya se acaban los migrantes; en la franja de edad más propensa a migrar ya empezó a pegar la one-child policy (ni hablar entre las mujeres, que son menos por los abortos a ¿embriones femeninos? inducidos por la one-child policy); cada vez más chinos alargan sus años de educación yendo a la universidad; el propio gobierno ayuda, estimulando la modernización agrícola. En consecuencia, dice el NYTimes, el mercado de trabajo chino está dejando de ser un buyers' market (un mercado con ventaja para los que compran trabajo, es decir las empreas) y es cada vez más un sellers' market, en el que los trabajadores ganan poder.

Hay olor a exageración. Uno de los pocos números del artículo es el de los salarios industriales chinos: entre 100 y 200 dólares, todavía una bicoca. Pero aunque no sea cierto hoy, es impresionante el escenario del último ejército de reserva del mundo agotándose. Cuando ocurra, será una revolución económica. Los capitalistas del mundo se han beneficiado siempre de la presión salarial bajista provocada por la abundancia de trabajo en lugares distantes de los sitios donde han ocurrido las transformaciones económicas desde la revolución industrial en adelante: las migraciones rurales/urbanas, las migraciones internacionales, la presión bajista sobre los salarios que generaba la importación de bienes trabajo intensivo desde regiones abundantes en trabajo. Cuando el último chino deje su arado, los trabajadores del mundo serán mucho más felices. Y bien podría ser que nuestra generación llegue a ver ese auténtico fin de la historia.

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