contra la publicidad

Hace ya casi literalmente años este blog generó su primera controversia cuando soñamos con un mundo sin publicidad. Hoy, sentado en este lugar palermero concurrido por muchos representantes de la industria, me pregunto qué pasaría si toda esa gente se dedicase a fabricar cosas, o servicios, en lugar de intentar convencer a la gente de que consuma más de determinado producto, en detrimiento de otro producto, que por lo tanto contratará a su vez gente para defender su market share. Lo que se llama un juego de suma cero: en total, no aportan nada. No creo, sinceramente, que logren afectar el nivel general de consumo. Y si lo consiguieran no estoy seguro de que fuera bueno. No le tengo miedo a una crisis keynesiana, mucho menos en una economía abierta como la nuestra. Si consumimos menos, mandaremos más afuera, ahorraremos más, nuestros hijos serán más ricos.

En los juegos de suma cero hay que limitar las actividades en las que los jugadores gastan recursos cuyos réditos se anulan mutuamente . Así como habría que prohibir las concentraciones de los futbolistas -evidentemente, en promedio no se beneficia ningún equipo por la existencia de esa esclavitud part-time a una edad en la que la gente quiere todo lo contrario- del mismo modo tendríamos que empezar a limitar la publicidad. En una época pensaba que quizás tendría que limitarse a tanto por ciento de la facturación, o los gastos, de cada empresa. Ahora creo que sería más fácil y más popular limitar las bocas de expendio de publicidad. Ya lo hicieron con los cigarrillos. Ahora: eliminar todos los carteles publicitarios en la calle; luego reducir los minutos de publicidad en televisión; más tarde los de radio, y así sucesivamente. La excusa de que la publicidad es informativa se va deteriorando más y más: el target de la publicidad suele ser el público consumidor que accede a Internet. En mi utopía hay un sitio llamado wikiproducts o algo así, foros de discusión, un lugar que te diga que la Coca Zero es la misma mierda que la Light pero con distinto color -para que los machos podamos tomarla sin que nos digan esdeputo-, etc. Y a todo esto le podríamos dar un flavor anticapitalista acorde con los tiempos, decir que no puede permitirse que empresas que explotan a sus trabajadores no tienen derecho a ocupar el espacio público. Todos seríamos un poquitito más felices.